Entre las prendas que distinguían a los romanos se encontraba la toga, la cual se convirtió no solo en una prenda de vestir sino que también en un símbolo nacional, ya que solo podía ser utilizada por un ciudadano romano. Aunque en el principio la vestían tanto hombres como mujeres esta luego pasó a ser de uso exclusivo de los hombres. Por otro lado las mujeres vestían la palla que era una especie de capa o velo que se podía armar como una toga, pero no era normal, vestirla simulando una toga, ya que las prostitutas anunciaban su oficio utilizando una prenda similar toga por las calles. Esto hacía que las mujeres utilicen su palla como una capucha y no como una toga en miniatura. Esta prenda, la toga, fue tomada de los etruscos y adaptada a las necesidades romanas. En un principio su utilización era simple y solamente enrollaba el cuerpo del que la vestía. Como todo proceso en la civilización, a medida que pasa el tiempo y se innova o cambian las costumbres, diferentes patrones y reglas sociales se crean en lo que se refiere a la etiqueta y el buen gusto. Por lo que ponerse una toga pasó a ser un arte. Complicados pliegues y dobleces hacían requerir algunas veces de la ayuda de un esclavo especializado. La incomodidad que presentaba este proceso llevó a que con el tiempo se dejara de lado y se convirtiera más que nada en un "uniforme" para reuniones formales o eventos importantes.
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